Tres barrios del Marítimo acogen desde tiempos inmemoriales las procesiones de la Semana Santa Marinera de València: El Grau, el Canyamelar y el Cabanyal.

Cuando el rey Jaime I conquistó la ciudad de València en el año 1247, distinguió el caserío existente cerca de la playa con el nombre de Villanueva del Grao de València. En este lugar, siguiendo su costumbre en cada conquista, erigió un templo dedicado a la Asunción de la Virgen María que pronto tomó el nombre de Santa María del Mar.

Tres barrios del Marítimo acogen desde tiempos inmemoriales las procesiones de la Semana Santa Marinera de València: El Grau, el Canyamelar y el Cabanyal.  

El monarca también concedió a los marineros que le ayudaron en la conquista de la ciudad la franja del territorio que se extendía al norte del Grao los cuales, pasando los años, fueron consolidándose como el Canyamelar y el Cabanyal. En ambos barrios fue creciendo la población alrededor de las ermitas dedicadas a Ntra. Sra. del Rosario y de Ntra. Sra. de los Ángeles, respectivamente, las cuales alcanzaron la erección como parroquias a mitad del siglo XIX.

Tanto la Villanueva del Grao, como el Canyamelar y el Cabanyal, éstos dos últimos unidos bajo el nombre de Pueblo Nuevo del Mar, gozaron de autonomía municipal durante buena parte del siglo XIX, hasta que en el año 1897 fueron anexionados a la ciudad de València.

La Villanueva del Grao, el Canyamelar y el Cabanyal, en el año 1897 fueron anexionados a la ciudad de València.

Así como en el primero las profesiones estaban más ligadas a la actividad portuaria, en los otros dos la actividad se centraba en la pesca. Es decir que, de una manera u otra, la mar siempre ha estado presente en estos barrios impregnándolos de una idiosincrasia y singularidades que les son propias, las cuales fueron trasladadas por sus habitantes a las procesiones de la Semana Santa.

Un paseo por las calles donde transcurren las procesiones, le permitirá contemplar edificios históricos como las Reales Atarazanas (siglo XV) o la Biblioteca de la Reina. Museos como el de la Semana Santa “Salvador Caurín”, el del Arroz o la Casa-Museo de Blasco Ibáñez. Fachadas modernistas: Entorno pesquero con la Casa dels Bous (1895) o la Lonja del Pescado (1909) y portuario con su airoso Edificio del Reloj, Tinglados y el moderno edificio de Veles e Vents, construido para la Copa del América.

Seguro que a lo largo de su paseo, la brisa del mar le sugerirá acercarse al Paseo Marítimo desde donde la contemplación de un bosque de grúas y los edificios circundantes le confirmaran las nuevas perspectivas que el Marítimo ofrece al desarrollo de la economía valenciana, basadas en servicios fundamentales como el transporte marítimo y el turismo.

La luz mediterránea, los vestigios del pasado marinero, los destellos del sol extendiendo diamantes sobre las tranquilas aguas de la dársena interior… todo contribuye a que el entorno que ampara las procesiones ofrezca un marco incomparable a la Semana Santa Marinera de València.